lunes, 13 de julio de 2015

Colgado




A simple vista parecía natural, pero era el producto de una relación compleja entre algunas ideas flexibles convertidas en hebras doradas y otros materiales más rígidos, que les impedían moverse con libertad.

Cuando tensó los músculos de su mano derecha tuvo una sensación desagradable. Siempre había apreciado la textura de la madera cruda, sin pátinas, barnices ni propuestas resbaladizas. Mucho menos el plástico.  


No tenía demasiado tiempo, pero sospechaba que con pocos movimientos podría cubrir el espacio que años de desidia habían dejado en blanco. La rigidez le permitiría desplazarse, la flexibilidad lo ayudaría a acariciar sin lastimar.


Todo parecía estar bien, nada quedaba al azar. O sí, porque de pronto descubrió que no había tomado en cuenta lo que ocurriría abajo. 


El gato se enganchó con una soga de la escalera, el piso se deslizó sin meditarlo mucho y la gravedad se hizo más grave.


Se tambaleó, quedó colgado del pincel y rápidamente comprendió que los sueños te pueden llevar alto, pero no alcanzan para sostenerte en el aire.